martes, 30 de noviembre de 2010

Wall Street Film


Desde la crisis del petróleo, en 1973, el fin del siglo XX se caracteriza –en términos económicos-, por la financiarización de la economía occidental y su extensión a todo el globo. La liberalización de los flujos financieros por todo el mundo, la transformación de los bancos en una especie de grandes góndolas que ofrecen productos financieros de todo tipo, y el masivo endeudameinto de la sociedad, ha hecho que los grandes corredores de bolsa manejen gran parte de la economía mundial. Sólo en EEUU el 40% de la renta nacional deriva hoy de la especulación financiera. Pues bien, en medio del arranque de la revolución neoconservadora que impusaron Reagan en USA y Margareth Tatcher en Inglaterra, en 1987 Oliver Stone realizó una maravillosa película que da cuenta de este tipo de economía. Wall Street, con Charlie Sheen, Michael Douglas y Martin Sheen. Una película que preanunciaba lo que pasaría en el mundo en los siguientes años. Ahora, 23 años después, apenas pasada la crisis de las hipotecas en EEUU, en el 2008, Oliver Stone vuelve con la segunda parte de Wall Street.: el dinero no duerme. En el centro de la película está brillantemente narrada la relación entre especulación y crisis. Atrapante. La madre del protagonista, una enfermera, ya va por su tercera casa, endeudada a mas no poder, en una fiebre especulativa propia de todas las burbujas financieras. ¿Cómo se producen las crisis financieras? Lo primero que hay que saber es que se parte de un momento de liquidez, hay dinero que busca ganancia. Segunda cuestión, se produce (o se inventa) un suceso. Puede ser tecnológico, el descubrimiento de recursos naturales en algún lugar del planeta, un acontecimiento político, lo que sea. Tercer punto, los inversores se sienten atraídos por ese suceso, prestan y también toman deuda en función de la inversión. Se produce el efecto “manada” o “rebaño” por el cual todos invierten en eso, simplemente porque todos lo hacen y quieren ganar. Y lo hacen sobre todo porque lo hacen los grandes. Se crea un ambiente psicológico de ganancia fácil donde el rumor y la expectativa son claves. Hay un clima de euforia. Ahí es cuando algunos vivillos deciden que los títulos de lo que sea que haya provocado la expansión, la burbuja, ya llegaron muy alto y comienzan a vender, se desprenden de sus títulos. Esos son los que no quedarán atrapados en la caída. Al momento, inmediatamente, con esas ventas que hacen los grandes… comienzan a caer las expectativas y los valores se desploman porque todos se desesperan por vender. Si hay sobreoferta, caen los precios. La caída es estrepitosa. Los banqueros, como sucedió en la crisis de EEUU, después de llenarse los bolsillos con esas burbujas ¿a quien piden auxilio? Al Estado. Todo está brillantemente relatado en Wal Street 2. Excelente. Al final el protagonista dice: Cual es la definición de inconciencia? Es hacer lo mismo una y otra vez y esperar un resultado distinto. Según eso la mayoría somos unos inconcientes, pero no lo somos al mismo tiempo y sobre esa base mantenemos la confianza. ¿Pero puede perdurar ese modo de vida si cada vez más gente es inconciente al mismo tiempo? Se convierte en lo que ha dicho Gekko, en algo sistémico, como un cáncer. Precisamente esa definición de inconciencia es la base de la economía neoliberal. En distintos momentos de la película, como una gran metáfora, una burbuja sube y sube entre medio de los edificios de la calle que concentra las mayores inversiones del mundo,  Wall Street, en Nueva York. El gran problema, como bien lo dice Gordon Gekko (M. Douglas), con total hipocresía ,es la codicia y la especulación. El mismo Gordon Gekko, 23 años antes, en la primera película había dicho: La codicia, a falta de una palabra mejor, es buena; es necesaria y funciona. La codicia clarifica y capta la esencia del espíritu de evolución. La codicia en todas sus formas: la codicia de vivir, de saber, de amor, de dinero; es lo que ha marcado la vida de la humanidad.
Para ver y disfrutrar. Oliver Stone nos hace pensar de nuevo en el mundo en que vivimos y su locura.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Flame y Citrón


Se trata de  una película germanodanesa de Ole Christian Madsen. Protagonizado por Mads Mikkelsen y Thure Lindhardt. La película cuenta la historia de Bent Faurschou-Hviid y Jørgen Haagen Schmith, Flame y Citron, dos integrantes de la resistencia danesa a la ocupación nazi durante la segunda guerra mundial. Es la historia real de estos hoy reconocidos héroes daneses. Su tarea es asesinar colaboradores de los nazis y a oficiales nazis según las órdenes que su jefe les dice que llegan de Inglaterra, desde donde se dirige la resistencia. La película, como en tantas situaciones de la vida política, juega entre los planos de la intimidad, la política nacional e internacional, mostrando los límites de las acciones individuales en esa maraña de factores que condicionan la realidad. La recreación de la historia real es impecable, sumergidos en un clima de espionaje y suspenso, donde el espectador –tanto como Flame y Citron- no sabemos muy bien quien es quien. Hay diálogos increíbles. Es una historia de suspenso político, donde la pasión militante, la traición, las ideas y el amor, se combinan muy bien en una narrativa que atrapa. Creo que el gran tema de la película es la traición. En cierto momento del drama, el coronel Gilbert –una de las personas a ser asesinadas- le dice a Flame: “No crea que porque la guerra tiene dos bandos, las cosas son mas sencillas que en la política. Aquí todo es confuso y quien es su amigo… puede no serlo”. Pero la vida de Flame y Citron dan testimonio de que puede ser distinto. Los años pasaron, el polvo se acomodó nuevamente en los muebles, y el revisionismo histórico permitió hechar luz sobre estos episodios de la resistencia danesa contra los nazis. Hoy, como se ha dicho al comienzo, Flame y Citron son dos héroes nacionales, condecorados pos morten, con monumentos y honores. A pesar de que está narrada con esa frialdad propia de la cultura nórdica, tarde o temprano, si uno tiene paciencia, entra en sintonía con el drama. Muy buena película que muestra que el cine danés tiene mucho para dar.

El color del paraíso

Esta bellisima película del iraní Majid Majidi me disparó muchas emociones: ¿Cuánto vemos del mundo que miramos? Creo que Saramago pensó en cosas por el estilo cuando escribió Ensayo sobre la ceguera. ¿Puede ser que la abundancia de la mirada no nos permita ver las grandes cosas de la vida? ¿Como se conquista la inmensidad de las pequeñas cosas que están ahí, hoy, al alcance de lo cotidiano? Cuánto podemos ver, cuán inmenso es el regalo de la vida cuando no cerramos el corazón. Recuerdo una frase de Leonardo Boff que decía: “El hombre existe en la medida que se da, que se abre a los demás”.
El niño ciego le dice a su abuela: “¿Porqué son blancas tus manos?” Su abuela, que quizá por esa sabiduría que tienen algunas de ellas, se conecta con lo sustancial. Sabe de lo que habla su nieto. El color del paraíso es un regalo del cine iraní simplemente hermoso, parece decirnos que la búsqueda de los secretos del corazón es quizá una de los grandes desafíos de la vida. Quizá el único. No digo nada especial, lo que pasa que conmueve que te digan esas cosas con una narrativa tan sencilla y austera como lo hace este director iraní, Majid Majidi, con esta película.
El film nos muestra cómo los ojos no son solamente para ver, que podemos ver con todos los sentidos, como también que podemos perdemos la vida si nos clausuramos esa posibilidad. Nos muestra también la sorpresa que es la incorporación de lo diferente en los procesos educativos, y en lo natural que es esa incorporación de la diferencia si dejamos que suceda. Para quienes trabajan sobre el tema educación y diversidad es algo muy interesante de ver. Es para verla, descansar una semana y después volver a ver su película anterior, “Los niños del cielo”. Otra perlita de Majid Majidi que parece haber tenido una infancia especial, ya que su tema recurrente son los niños y la relación con su padre.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Genocidios en el S.XX

Recientemente se ha publicado un gran texto. El siglo de los genocidios, de Bernard Bruneteau. Ed. Alianza.
Es un texto muy especial. No conozco textos tan completos e integrales sobre el tema genocidios como éste. El título mismo sugiere una interpretación sobre las características del s.XX que coincide con la de muchos autores como Hobsbawm que considera al s.XX como la era de los extremos. El texto de Bruneteau es muy completo para quienes dictamos clases de historia y nos ha preocupado siempre el tema de la memoria y los genocidios. Comienza con una serie de consideraciones sobre como pensar los genocidios. Este primer capítulo es tan fundamental que en realidad conviene volver a él después de leer los que siguen. En el segundo capítulo, Las raíces del comportamiento genocida, desarrolla Bruneteau cómo el s.XIX fue preparando una cultura institucional del asesinato masivo. Los elementos que contribuyen a esa construcción son la violencia colonial (da detalles importantes), el desarrollo de la ciencia social (fundamentalmente el darwinismo social) y finalmente la guerra de 1914. Luego el autor, en los capítulos siguientes, recorre las experiencias genocidas mas sobresalientes del siglo XX: Armenia, la URSS (del terror rojo y la deskulakización a la hambruna ucraniana), la Alemania Nazi; Camboya; Bosnia y Ruanda. Bruneteau completa su texto con un análisis donde devela el factor común de todos estos genocidios y justifica su caracterización del siglo XX como el siglo de los genocidios. Excelente libro. El problema es que en Argentina todavía no se consigue. Quien desee un resúmen yo hice uno para trabajar con alumnos, el que lo quiera puede solicitarlo. Hay otro sitio muy interesante comentando una especie de web sobre los genocidios del s.XX.