lunes, 29 de agosto de 2011

Seducir para "voltear"

Antes que nada, que nadie se altere. Los hombres utilizan distintos términos cuando hacen referencia a los fines de la seducción. Algunas expresiones, es cierto, van hacia el machismo mas rancio. Pero no pre juzgen, porque en el video que les dejo no hay nada de ésto, simplemente se toma el doble sentido de la expresión para reírse un poco. 
Hace años me lo mandaron y ayer, por casualidad, lo volví a ver y causó en mí el mismo efecto. Está lindo. No será cine iraní, pero está bueno.
Que lo disfruten
Salú !!!






domingo, 28 de agosto de 2011

Copia certificada

Hace muchos años vi El sabor de la cereza del iraní Habbas Kiarostami . No pude disfrutarla, me pareció somnífera. Dicho directamente, un plomazo (disculpen los que saben de cine). Y hace poco me encontré con esta novedad: Kiarostami filmando en la Toscana (Italia) con Juliette Binoche y William Shimmel. Después de mucho tiempo de haber visto "El sabor..." me decidí a darle una oportunidad a este gran director de cine, según se dice.
No pude terminar de verla. La belleza de Juliette, de la fotografía, de algunos diálogos, no evitaron que me durmiera. La vi en dos partes, cosa que a cualquiera que disfruta del cine no le gusta hacer. Tesonero el hombre, con escarbadientes para abrir los ojos, terminé de verla. Al otro día me desperté pensando en Juliette (sobre todo, je je) y en Shimmel o, mejor dicho, en los personajes que encarnaban. No creo que haya sido por lo que me costó ver la película, sino por la riqueza que -después de todo- tenían esos diálogos.
Copia certificada (2010), es el encuentro de dos personas que no se conocen, o si (no se sabe muy bien). Pero lo importante es que hacen de ese encuentro, con mucha naturalidad y siguiendo el juego de la situación, una copia de lo que son las relaciones amorosas luego de quince años de estar juntos. Lo que necesita ella, lo que necesita él, la palabra de la gente que ya pasó esa etapa y ya sabe mas o menos de que se trata, el valor de las cosas sencillas y de saber detenerse en ellas, sin complicaciones y, por supuesto, el amor y sus tensiones.
Ya digo, al otro día me desperté pensando en estos dos personajes y en sus diálogos. Quizá valió la pena soportar la película. Si a Ud. le gusta ese cine que de tan lento es ya medio denso sostener la tensión argumental, le va a gustar. Si no es de esos, le va a costar verla. De una u otra manera, lo va a dejar pensando.

Salú !! 

domingo, 14 de agosto de 2011

Lorca en Afganistán

Hay muchas partes en el mundo en donde se vive como hace siglos atrás, en el peor de los sentidos. Sin duda hay varios lugares, pero a la hora de nombrarlos Afganistán es uno de ellos. Cuando vi Kandahar -me refiero a la película de Mohsen Makhmalbaf-, pensé en eso: Afganistán es el planeta muerte. 
García Lorca escribió un poema que hace referencia al momento en que la muerte masiva, la criminalidad de los estados, desembarca en la vida de las personas: A las cinco de la tarde. Pues bien, la directora iraní, Samira Makhmalbaf (hija del director de Kandahar) en su paso por Afganistán pensó en ese poema y ése fue el motivo de esta película que relata la vida de tres personas, pero sobre todo de una mujer en el Afganistán pos talibán. Desde el uso de la burka, hasta la ética, la educación, el amor y el hambre están expuestos crudamente en esta película fuerte y densa. Después de verla vuelven las preguntas de Primo Levy sobre la naturaleza humana, como las que se hicieran los grandes humanistas sobre la capacidad de las personas de provocar dolor a sus pares.

A las cinco de la tarde es una película que nos muestra la realidad social de una nación agotada por el colonialismo, el fanatismo religioso y por los señores de la guerra. A las cinco de la tarde. La muerte desembarca a las cinco de la tarde. A las cinco de la tarde una mujer afgana, mira su entorno y todo es muerte. De allí que solo inicialmente pueda parecer extraño que, con toda su vitalidad, Lorca desembarque en Afganistán.
En fin, una película para ver y pensar, sin duda.

El poema de García Lorca recorre toda la película, desde el principio hasta el final. Por eso, como yapa, les dejo a Andy García que, en Muerte en Granada recita parte del mismo. Impecable el cubano.
Salú !!


sábado, 13 de agosto de 2011

Sabines en Madison

Hace tiempo volví a ver -no por casualidad sino porque realmente quería hacerlo- Los puentes de Madison. 
Que maravilla de historia la que viven Francesca y Robert, no? Cuatro días tremendos, para no olvidar. Quizá pensó en ellos Neruda cuando decía que es tan corto el amor y tan largo el olvido
Diálogos, miradas, esperanza, miedos ante el amor que nos toma de sorpresa... la vida condensada en cuatro días.
Entonces, pensando en estas historias, en la necesidad de ellas y en las huellas que nos dejan, me salió este pequeño poema que comparto, con mucha humildad porque la poesía no es mi oficio, pero me gusta. Mas abajo, les regalo al querido Jaime Sabines recitando Los Amorosos. Este recital de Jaime, en el Palacio de Bellas Artes de México, fue el último antes de su muerte.
Salú !!


Sabines en Madison
                                                 Para Francesca y Robert

Los llevamos como bandera.
Están en los desvelos…
en las ansiedades…
las saudades los traen…
las esperanzas los sostienen en el aire del deseo…

Amamos esas fotos…
Todos somos un fotógrafo queriendo su Francesca.
Sabines debió haber habitado en Madison…
porque es el reino de los amorosos…

Cada vez que me encuentro con sus miradas…
cuando ella se muerde los labios con su vestido nuevo…
cuando veo a Robert debajo de la lluvia…
a ambos fundidos en la bañera…
a ella lastimándose la mano con la manija…
Me sumerjo en esas únicas veces que he vivido el amor…
entonces me viene la Violeta de siempre
y “Gracias a la vida” me sale como natural.
Y pareciera que con eso basta…

Pero no,
seguimos con los desvelos,
las ansiedades, los deseos,
las esperanzas…
Porque quizá vivimos para cuatro días de intensidad
y sostener luego, 
las saudades en 500 noches.

J.Q.



lunes, 8 de agosto de 2011

Las manos del Riachuelo

Hace algunos meses caminaba por la calles de La Boca, en Buenos Aires. Pasaba de la melancolía a la tristeza y las paredes me decían cosas. En una biblioteca popular del colorido barrio había un mural en el que se leía: La lectura es el boleto de quienes no pueden subir al tren. Mas adelante, en otro mural: “… por eso tengo el corazón, mirando al sur”. Unas cuadras más allá, una reflexión de Quinquela Martín: A todo hombre que sueña le falta un tornillo. Este tornillo no los volverá cuerdos; por el contrario, los preservará contra la pérdida de esa locura luminosa de la que se sienten orgullosos.
Camino por la ribera de la Vuelta de Rocha y, a pesar de que la estética moderna a hecho que retiraran casi todos los viejos barcos abandonados, y que el día es luminoso… el agua chocolatada de mugre, los pocos barcos oxidados en su suerte y el puente Avellaneda, hacen que la nostalgia se sostenga. Tomo un café en esas orillas porteñas y, como adivinando mi estado, suenan los viejos versos de Cadícamo en la voz de Rivero:


Sueña, marinero, con tu viejo bergantín,
bebe tus nostalgias en el sordo cafetín...
. . . . . . . . . .
Nieblas del Riachuelo… amarrado al recuerdo,
Te sigo esperando…

La joven pareja bailaba lindo cerca de Caminito, los turistas japoneses sacaban fotos, y yo seguía asombrado con las manos que había visto cinco minutos antes.
Manos de puerto, de barcos, de sudor y de colores. La foto está colgada en el Museo – casa Quiquela Martín. Son las manos del gran pintor de la Boca que de bebé fuera recogido del orfanato por una pareja humilde, los Chinchela, y que de niño ayudaba a su padre en la carbonería, con una sostenida curiosidad por los dibujos, las pinturas y los colores de los barcos. En ese barrio, tan dinámico en organizaciones sociales como en nuestros días, aprendió algo del manejo del pincel… lo demás, fue la conjunción de su talento, como en todo artista, de saber mirar y traducir sus pasiones. Su alimento era el hombre común, como sus padres, como él… Veníamos de hogares obreros, de gente humilde. No íbamos al pueblo, pertenecíamos al pueblo… He querido que el hombre común se reconozca en mi obra, que sienta que su tarea también tiene grandeza, que aprenda a gozar de la belleza de la luz, del color…

Caminaba ahora por las afueras del museo, a orillas del río, donde hay un monumento a Don Benito Quinquela. En frente, este hombre había hecho construir -para su barrio- un lactario para dar alimento a los niños abandonados, una escuela de artes gráficas para los chicos de La Boca, un centro odontológico y un jardín de infantes. Estaba allí, parado, en donde se cruzan la nostalgia y la admiración, cuando una pareja de jóvenes se acercó al busto, leyó una frase de don Benito: Los hombres no valen por lo que tienen, ni siquiera por lo que son, valen por lo que dan. Él le dijo a ella: “Que linda frase.., ¿quién será este tipo?”; ella dijo: “no sé, pero tiene onda...¿no?”.
Inmediatamente dejé esa esquina para caminar por la calle de las preguntas. Todas remitían a los pliegues de la memoria, al diálogo entre generaciones y a la forma en que nos construimos como sociedad. El razonamiento en el que entré me sacó un poco de la nostalgia, pero no de la admiración por este gran hombre.
Todo esto es sólo para decir que cuando escucho Nieblas del riachuelo, además de disfrutar la belleza de ese tango de Cobián y Cadícamo, vuelvo a aquel día en que, por azar del caminante, la razón -en una victoria efímera- reconquistó la tarde.
Les dejo una delicada versión de ese tango, en la voz de Diego “el Cigala”, con el piano de “Bebo” Valdéz.
Salú !!

domingo, 7 de agosto de 2011

Un toque de canela

Me han dicho que a Estambul la llaman “la ciudad”, porque es la más bonita del mundo. Puede ser. Y dicen también que la gastronomía de esa parte del planeta es la mejor. No la conozco como para decir que supera a la mexicana. De todos modos, esa cocina debió haber sido hecha por un tipo de personas que parece que se hayan dejado la comida sin terminar, en alguna parte.
Es que aquellas gentes, como nuestros hermanos mesoamericanos, llevan íntimamente ligado el saborear con el deseo y, como puede uno imaginarse, no falta quien hable de pecado apenas despunta el deseo.
Esta maravillosa película turco-griega habla de estas cuestiones. De la fuerza de la vida, del deseo, del amor en sus distintas formas, de los nacionalismos genocidas y todo, todo, metaforizado con las especias: La sal, es lo mas importante de las comidas, aunque no se ve; la canela son la parte femenina del sistema, dulce y amarga… En fin, el abuelo del protagonista es el gran personaje que está por detrás de todo el drama. Le dice a su clienta, en la tienda de especias: “Se piensas decirle que si, pónle canela a las albondigas”. La historia es muy fuerte en las partidas que ocurren mientras transitamos nuestra vida, y que nos desgarran. ¿Será por eso que la palabra griega epistrofí, regresar, contiene la palabra estrofí, vuelta, que a su vez contiene la palabra trofí, comida? Quizá son cosas que se le ocurre a este viejo vendedor de especias, como cuando le dice a su nieto que oneiremobai, soñar, contiene eructar, remobai. Quizá sean cosas de ese conmovedor anciano, quizá no. Un toque de canela, de Tassos Boulmetis, 2005, es indudablemente una película para ver.
En la argentina suele encontrarse también como “La sal de la vida”.
Que la disfruten
Si quieren ver un adelanto de la peli, pueden hacerlo en you tube, haciendo click aquí

Salú !!