jueves, 29 de diciembre de 2011

Quiza tenga flores en su ombligo, y ademas...

Dicen que las "mujeres buenas" van al cielo, y que las otras van donde quieren y cuando quieren. Pues bien, Olivia me parece que es de las otras. Sin atender a pronósticos ni fechas decidió que ya era suficiente y se dispuso a salir... y aquí está entre nosotros. 
Olivia Quintar - 23 de diciembre de 2011


Su tío, para quien todo se traduce a negras y corcheas, pensó que la dormiría con "Duerme changuito" de Atahualpa Yupanqui. Su padre, que tiene la sensación de que la vida va mas rápido que él, se emociona cuando escucha "Canción de cuna" de Los Piojos, y a su abuelo -quien comparte estas notas- se le vinieron muchas melodías... pero siempre se detuvo en esos acordes de George Harrison que decían "Aquí está el sol... y digo que todo está bien, muy bien !!!"
Comparto esos acordes.
Salu Olivia...!!!
Bien venida !!!

viernes, 23 de diciembre de 2011

Con mucho cariño, humor e ironía... Feliz Navidad

Feliz Navidad para todos... un abrazo grande de Medio lleno (y del gran Bombita Rodríguez)



lunes, 19 de diciembre de 2011

O'Donnel y Quiroga: ¿la monotonía como utopía?

Las opiniones que me llegaron (en forma electrónica o verbal) sobre la discusión que abrió la creación del Instituto Dorrego me hicieron volver a ver el programa de Hugo Quiroga, El refugio de la cultura, en donde se realiza una entrevista a Pacho O'Donnel y a Araceli Bellota .
El programa en cuestión (que habitualmente miro) tiene en esta entrevista mucha tela para cortar, y es particularmente rico para reflexionar, justamente, sobre la historia. Sobre lo que nos pasó en el s.XX y sobre cómo fue que llegamos a donde llegamos, particularmente a mediados de los setenta.

Tanto Quiroga como O'Donnel construyen una argumentación donde insisten con que no hay mas que un ellos -el diario La Nación, la historia "liberal mitrista", etc.- y un nosotros. Una historiografía que corresponde a un país malo y otra que corresponde a un país bueno. Dos países irreconciliables. 
En este esquema, el otro es reducido a una uniformidad "a la carta". La enorme variedad de producción historiográfica argentina desaparece en segundos. Aquí está la entrevista en cuestión (viene después del maravilloso poema de Nicanor Parra, es decir al minuto 5,07):


 

Cuando volví a ver el programa me vino a la memoria Graciela Scheines, en Metáforas del fracaso (premio Casa de las Américas 1991). Allí, en ese deslumbrante ensayo, hace referencia a éste tipo de razonamientos que despliegan Quiroga y Pacho O'Donnell, donde el país real queda enmascarado por un esquema, por un mapa bicolor que se impone con la prepotencia de las alternativas binarias. La compleja trama con que está tejido el país, la tela de incontables hilos multiconectados, pasa desapercibida por miopía ideológica. El ruido de las polémicas interminables que producen estos esquemas binarios [...] silencia las voces de los argentinos de carne y hueso que no encajan en ningún casillero.
El planteo de Scheines no se detiene allí, lo lleva justo al lugar que nos quema cuando nos detenemos a pensar en nuestro pasado (y nuestro futuro). Ese esquema binario -por pretención absolutista o por ignorancia- reduce los matices y las contradicciones del país real: civilización o barbarie, restauración o muerte, liberación o dependencia, peronistas antiperonistas, Argentina visible o Argentina invisible. La aspiración suprema es simplificar aún mas la realidad, reducir la dicotomía a un término solitario sin oposición, al triunfo total del país bueno, al color único, a lo Uno absoluto. De la dicotomía a la monotonía: esa es la Utopía, desgraciadamente, para muchos argentinos. Hasta aquí Graciela Scheines y su memorable ensayo.

Esto es lo que dicen O'Donnell y Quiroga: No hay mas que un nosotros y un ellos, no existe otro tipo de reflexión posible. Todo es resumido a ese esquema binario, la gran diversidad de la producción historiográfica argentina es eliminada en favor de ese esquema en el cual perdemos todos. Porque, como siempre, la solución tiende a ser la desaparición del país malo (debo recomendar que desaparición no sea leído como metáfora).
Creo que no debe dejarse de observar críticamente este tipo de razonamientos. Albert Camus advertía en La peste que los gérmenes de las violencias masivas duermen en las sociedades y, en determinado momento, como cualquier proceso que necesita de ciertas condiciones para madurar, los bacilos se convierten en peste. Creo que el razonamiento que se despliega en esta edición del Refugio de la cultura, tiene que ver con estos bacilos que habla Camus.

Pero no se trata de demonizar a nadie. Nada mas lejos. Se trata de poner en evidencia un rasgo de nuestra cultura política que se viene elaborando desde el s.XIX y que en el s.XX fue obstinadamente cultivado y abonado. Para ir terminando, vuelvo a Octavio Paz: a todos nos habita un adversario y combatirlo es combatir con nosotros mismos. Esa lucha, ya no íntima sino social, ha sido la sustancia de la historia de nuestros pueblos durante los dos últimos siglos. Bueno, eso no significa que deba seguir siendo así, como si fuésemos presos de una fatalidad. Para salir de esa senda son bienvenidos todos los esfuerzos para construir una mirada menos maníquea de la sociedad y la política argentina.
Juan Quintar

domingo, 18 de diciembre de 2011

Polémicas con un jaurecheano (que placer...)

La siguiente nota fue escrita por Daniel Blanco, Profesor de Historia, docente de la Pcia de Chubut, en cercanías del Lago Puelo. 

La atenta lectura del artículo de mi amigo Juan en su blog "Medio lleno" me ha llamado a la reflexión y quisiera seguir profundizando conceptos que se entrecruzan a partir del caso “Instituto Dorrego”.
Quiero arrancar con  una breve consideración al señalamiento, implícito, que se hace de la condición de Psiquiatra de Pacho O´Donnel. Esto, dicho como al pasar, nos pone en una de las centralidades de la argumentación de mi amigo. Según mi lectura lo que en el artículo se hace es en primer término una defensa de la “academia” en cuanto lugar central donde se producen conocimientos.
De esto no tengo la menor duda, pero, parafraseando a otros que señalan que la economía es algo demasiado importante para dejarla solo en manos de los economistas, podría argumentar que la historia es algo demasiado importante para que solo quede en manos de historiadores.
De hecho tanto la economía como la historia refieren a la política, como centralidad (esto lo dejo para más adelante).
Continúa Juan señalando, permítaseme linealidad en relación al texto originario,  la importancia y variedad de la producción historiográfica actual, y ejemplifica con las Jornadas Interescuelas de Historia, a la que soy un asiduo concurrente,  y donde, junto con un núcleo de audaces, hemos logrado abrir un debate acerca de la Ha. Ambiental.


Debo señalar que la mayoría de los historiadores de la academia rehúyen de las Jornadas, salvo que sean centralidad en alguna conferencia, quedando un, me atrevo a decir, pequeño núcleo de historiadores académicos que le ponen el cuerpo como participantes permanentes. Es cierto que las Jornadas han crecido exponencialmente y eso conspira contra la participación de los académicos aunque parezca un contrasentido. Pero se nota un cierto cansancio o comodidad, si no hay aviones, si no son muy visibles los lugares no voy, parecerían expresar con su ausencia. Es más en la últimas interescuelas de Catamarca la conferencia inaugural fracaso, no fue nadie de los invitados a la apertura y el corrillo en Catamarca era que no le habían pagado el billete en el avión a un académico de 15000 luquitas por mes como piso.
Y aquí aparece una segunda centralidad y me parece la más significativa, y es cuando Juan señala que  “lo que deja ver esta discusión:/ es/  la gran ignorancia acerca de lo que se produce en el ámbito académico”. Y sigue afirmando : “Lo segundo que habría que decir, es que la discusión abierta ha puesto en evidencia una de las tantas falencias que tiene la producción historiográfica académica (sí, una falencia mas). Me estoy refiriendo a la incapacidad que tienen los historiadores de la academia (salvo honrosas excepciones) para difundir, para socializar en lenguaje amplio lo que se produce.”
Ambas cuestiones están directamente relacionadas, también conozco en carne propia el problema, pues durante casi 10 años llevamos adelante, con otro grupo de audaces, aquí en la cordillera patagónica,  una revista de divulgación, o intentaba serlo “Pueblos y fronteras de la Patagonia andina” su confección y distribución era todo un problema, pues así como lo que se ve es lo que pasan por TV, lo que se comercializa también. Así que nuestro esfuerzo fue importante pero titánico y termino superándonos. Amén de que muchos de nuestros artículos, de rigurosa factura historiográfica, eran poco legibles por el gran público, o directamente aburridos, y parecía titánico lograr una factura diferente de los mismos.

 La divulgación es necesaria, la producción inmensa, debe ser masticada, confrontada, decantada, pero también debe ser mostrada. Pues como señalan muchos historiadores que han salido a defender al gobierno, no al Dorrego, este gobierno K. ha puesto mucha guita en el Conicet y en la academia como para que eso no se sepa, no se comparta, cuando los vientos cambien, y si sigue el Capitalismo como va rumbeado y atendiendo a su historia, cambiarán, aparecerán los técnicos que dirán: para que sirvió invertir tanta guita en investigar sociales. Y en eso coincidirán, por el absurdo, con Carlitos Marx pues de lo que se trata no es solamente explicar la realidad sino ayudar a cambiarla.
Termina Juan  con esa cuestión señalada precedentemente y que deje adrede al final: “la relación entre historia y política.” Aunque aquí le sale un poco de vena triste, negativa.  No voy a negar que  la historia se usa políticamente, que es carne de manipulaciones maniqueas. Pero bueno si lo que aparece a la luz es solo la versión del Grupo A de lo maniqueo, en un primer término lo que corresponde es la polémica, para mostrar la versión del Grupo B ( y también del K) que no es lo mismo.

La versión del Grupo B como bien señala un escrito que firman numerosos historiadores como Bandieri y Mases, hace referencia a que para contrarrestar a la Ha. Mitrista porteñocentrica han tenido que abrirse paso a los codazos, y aún así son una parte periférica de la cosa. Es decir la versión mitrista es más que Mitre, es Halperin, es Romero, es pónganle cada uno su nombre….
 Y entonces antes que el susto de los usos de la historia hay que poner la historia a debate. Y en eso ayuda la polémica y la creación del Dorrego. Si vino a incomodar bienvenido. Hay que incomodarnos para que en el desafío seamos más creativos. De eso se tratan en definitiva por ejemplo nuestros “periféricos” Blogs. A nosotros no nos invitan a 6,7,8 y seguimos escribiendo.
Daniel Blanco


jueves, 15 de diciembre de 2011

El Instituto Dorrego y la historia que nos debemos: ¿son lo mismo?

El gobierno argentino ha creado un Instituto Histórico Manuel Dorrego, de carácter revisionista, que será conducido por el médico y psiquiatra Pacho O’Donnell. El hecho suscitó una interesante discusión entre historiadores de las universidades –o de la academia como se dice habitualmente-, no académicos, periodistas y militantes. Como todas, es una discusión muy saludable que ha puesto en evidencia cuestiones más que interesantes.
Pacho O'Donnel
En primer lugar, en estas discusiones se reveló la enorme ignorancia respecto de lo que producen los historiadores académicos. He escuchado decir a Pacho O’Donnell, por ejemplo, en el programa de Hugo Quiroga –El Refugio de la Cultura- , que este Instituto incorporará a sujetos que la historia ha olvidado, por ejemplo las mujeres o los pueblos originarios. Bien, además de la gran cantidad de congresos y jornadas de investigación sobre temas específicos que anualmente se realizan en las universidades, cada dos años se llevan a cabo las jornadas interescuelas de historia en distintos lugares del país. Ahí se presentan miles, creo que ya son cerca de cuatro mil ponencias en cada reunión, donde los temas son variadísimos, las perspectivas ideológicas múltiples y los sujetos que están siendo historizados en estos espacios son diversos: las mujeres, los niños, las niñas, la infancia, los pueblos originarios, la adolescencia, los trabajadores, las trabajadoras, en fin, ocuparía mucho espacio dar cuenta de esa enorme diversidad. Pero además, en estos espacios se han abierto historizaciones nuevas, por ejemplo la historia del medio ambiente o de la homosexualidad (por citar solo algunas). Mi apreciación, tomando como ejemplo lo de Pacho O’Donnell, viene a cuenta de lo que deja ver esta discusión: la gran ignorancia a cerca de lo que se produce en el ámbito académico. Esta ignorancia, debo decir además, ha llevado a muchos periodistas y militantes, sobre todo a cierta militancia K (no toda, por cierto) a castigar a la academia con criterios muy difíciles de contrastar con la realidad. Solo se puede identificar la producción histórica de “la academia” con una historia mitrista u “oficial” si se parte de una enorme ignorancia sobre la producción historiográfica actual. Quien vea en esta apreciación una defensa corporativa está viendo intencionalmente torcido o no quiere ver su propio desconocimiento. Porque, como se verá, la intención de estas reflexiones están bien lejos de una defensa corporativa. Todos sabemos que la producción de las universidades y del sistema nacional de investigación, en todos los ordenes, tiene enormes problemas. Pero hay que apuntar bien para acertar con la crítica.


Lo segundo que habría que decir, es que la discusión abierta ha puesto en evidencia una de las tantas falencias que tiene la producción historiográfica académica (sí, una falencia mas). Me estoy refiriendo a la incapacidad que tienen los historiadores de la academia (salvo honrosas excepciones) para difundir, para socializar en lenguaje amplio lo que se produce. Aquí habría que precisar algunos detalles porque no es cuestión, nuevamente, de hablar con tanta liviandad. Si bien esta falencia es destacable no todo es socializable inmediatamente. Primero, las síntesis historiográficas llevan su tiempo para que las argumentaciones sean debatidas, corregidas, contrastadas, etc; y, por otro lado, hay tanta producción que no siempre hay quien sea capaz (y esté dispuesto) a realizar esa síntesis de divulgación. Pensemos que los sistemas de investigación, las universidades, CONICET, la Agencia, etc., no premian la difusión sino la investigación y esto es un problema serio del sistema de investigación argentino. En segundo lugar, hay que señalar, sobre todo para quienes desconocen como funcionan estos espacios, que en toda organización científica hay una investigación de base y otra de aplicación. En esta materia me arriesgo a decir que la amplia, rica y diversa producción histórica de las universidades y agencias de investigación está en el primer orden. Es una especie de investigación de base que está esperando la posibilidad de aplicación, que sería la síntesis histórica que los buenos divulgadores deben realizar. Normalmente, quienes hacen una no se sienten seducidos por hacer la otra, y como la historia es una disciplina que no requiere carné para ejercerla, este tipo de cuestiones suele soslayarse, pasarse por alto. Pero resulta que no se trata de “soplar y hacer botellas”. Sintetizando, diría que  ignorancia por un lado e incapacidad de difusión por otro, han hecho aquí una combinación explosiva.


Entre Hobsbawm y Jauretche

Don Arturo Jauretche
Por otro lado, este debate pone también de manifiesto algo fundamental que los historiadores de la universidad y del sistema académico quizá deberían tener mas presente. Es el gran tema que los revisionistas pusieron en el tapete en el s.XX: el uso político del pasado. La política es la disputa por el presente y la historia -la interpretación del pasado- está asociada a la política. Quieran o no los historiadores –profesionales y de los otros- la historia es utilizada por la política para dar forma al presente. Hay una permanente manipulación del pasado para dar forma al presente, para justificar acciones, una organización del poder, etc. La clase política argentina ha hecho verdaderos desastres en ese sentido. Pues bien, los historiadores académicos harían un importante favor a la política si salen un poco de su encierro –como lo han hecho en estos últimos días- y comienzan a señalar las barbaridades o no que existen en los discursos políticos. Indisciplinarse dentro de la disciplina podría ser lo que la hora nos exige. Pero esta falencia de los historiadores académicos no es el único problema que está en torno al uso político de la historia.

Eric Hobsbawm
Todos los genocidios del s.XX tuvieron como respaldo un uso político del pasado, una organización del pasado que justificó el asesinato en masa. Ese uso político del pasado forma parte de la construcción de enemigos que con el tiempo termina en violencias masivas. Es un uso político del pasado que tiende a fortalecer el nosotros contra ellos. Así fue en Armenia, en Ruanda, en Alemania, en la ex URSS, en Camboya, en Bosnia, en la actual Israel y también en nuestro país. El genocidio argentino hunde sus raíces en la persistencia de una cultura política de creación de enemigos en forma polarizada, en donde tiende a suponerse que la no existencia de alguna de las partes mejoraría la situación. La “Sociedad Rural” para algunos, los “cabecitas negras” para otros. En algún momento del siglo XX argentino, sino en la mayoría de su derrotero, la interpretación de la historia con fines políticos, la disputa por el sentido del pasado en el presente, vino a fortalecer esa polarización y negación del otro. En este sentido, el debate abierto pone también en evidencia la persistencia, en una actitud historigráfica, de esa cultura del genocidio y la incapacidad para controlar sus bacilos. Se dirá que estoy exagerando, que estos debates historiográficos no tienen nada que ver con el genocidio. Sostengo que no es así, que hay cierta distancia subjetiva con el terror que nos juega una mala pasada y nos hace creer que ya estamos muy lejos de aquellos extremos tan violentos. De manera que nuestra experiencia de violencia nos debería dar cierto entrenamiento para  descubrir “al monstruo de pequeño” y poder controlarlo. Pero reaccionar con eficacia ante él no es sencillo. Para decirlo en forma sintética, es necesario realizar el esfuerzo conectivo entre la historia y la política, en eso debemos insistir, es cierto; pero -como ha dicho Hobsbawm- es esencial que los historiadores recuerden esto: Las cosechas de nuestros campos pueden acabar convertidas en alguna versión del opio de los pueblos. Y eso lo sabemos por experiencia propia y ajena.

Finalmente, estamos en un momento crucial en la vida de la Nación. Comenzamos el s.XXI con un mundo capitalista en profunda crisis y transformación. Miramos hacia atrás y vemos una Argentina que vivió una larga decadencia y comienza a transitar caminos diferentes. Nos encontramos entonces frente a un viejo problema que Octavio Paz supo señalar, sin ser historiador, con extrema sencillez: …la diversidad de pasados y de interlocutores provoca siempre dos tentaciones contrarias: la dispersión y la centralización [...] la dispersión culmina en la disipación; la centralización en la petrificación. Doble amenaza: volvernos aire, convertirnos en piedras. Bienvenido entonces todo lo que sea investigación histórica y divulgación. Pero  nuestro tiempo exige un nuevo equilibrio entre esas tendencias que señala Paz; el que hemos sostenido hasta ahora se agotó y el futuro es demasiado desafiante como para insistir con lo mismo.

Juan Quintar

lunes, 5 de diciembre de 2011

De cuando nos conquistó con su voz...

Corría el año 1965 y Jorge Cafrune ya estaba en su mejor momento. Una voz tremenda, áspera y dulce a la vez, como maserada en los montes. Este hombre, que supo cantar la Zamba de mi esperanza como nadie, por suerte para todos nosotros, rompió el protocolo ofgicial del festival de Cosquín y presentó a una desconocida. La gente (uno lo puede escuchar) aplaudió simplemente por cortesía. Pero después que la "Negra Sosa" terminó de cantar... la gente estaba de pié. Desde entonces fue la voz de América. Escuchen que lindo ese momento histórico para la música popular.
Me emocionó.
Salú !!!
J.Q.





sábado, 3 de diciembre de 2011

No podían faltar los Parra...

América Latina vive tiempos de esperanza y no podían faltar los Parra.
Así es. En los cines de nuestro vecino país, Chile, ya se está viendo Violeta se fue a los cielos, dirigida por Andrés Wood, protagonizada por Francisca Gavilán, y basada en un libro de Angel Parra (hijo de Violeta y músico popular chileno).
Aquí les dejo un adelanto de la película chilena que se presentará -en las últimas semanas de enero del próximo año- en el mas prestigioso festival del cine independiente, Sundance Festival, en Utah, EEUU. 


En estos días su hermano, Nicanor Parra, gran poeta chileno que vive recluído hace años, fue galardonado con el Premio Cervantes, uno de los mayores honores que puede recibir un escritor de habla hispana. A él debemos esa hermosa poesía que escribiera cuando murió su hermana, Defensa de Violeta. Nicanor supo en esas líneas resumir el cariño que los latinoamericanos sentimos por esta chilena universal:
Dulce vecina de la verde selva
huésped eterno del abril florido
grande enemiga de la zarzamora
Violeta Parra.

Y cada vez que escuchamos sus canciones, en las múltiples versiones que se han popularizado, pensamos en esas líneas de Nicanor:


Dónde voy a encontrar otra Violeta
Aunque recorra campos y ciudades
o me quede sentado en el jardín
como un inválido.
¿Por qué no te levantas de la tumba
A cantar
............ a bailar
....................... a navegar en tu guitarra?

Cántame una canción inolvidable
Una canción que no termine nunca
Una canción no más
.............................. una canción
Es lo que pido.
Qué te cuesta mujer 
árbol florido
álzate en cuerpo y alma del sepulcro
y haz estallar las piedras con tu voz
Violeta Parra


Siempre me conmovieron esas líneas.
Que bueno que podamos ver esta película de Violeta, que bueno el premio a Nicanor. Salúd Chile !!
Voces del sur para el mundo.

 J.Q.