Se ha generalizado la perspectiva de Eric Hobsbawm
sobre el siglo XX, al que se refiere como un siglo corto, limitado en sus
extremos por la primera gran guerra -y la Revolución rusa de 1917- y la caída
del muro de Berlín, o de los socialismos reales, en 1989. Pues bien, si miramos
el siglo XX desde otras referencias que no sean europeas, sino desde la
dinámica de las periferias del mundo colonial y semicolonial en sus luchas por
un lugar distinto en el sistema mundo moderno, la periodización del siglo XX puede
no coincidir con esa perspectiva. Es de cierto sentido común que así sea,
considerando que el mundo y las realidades sociales se piensan de distintas
maneras, siempre y cuando hagamos un esfuerzo por superar el eurocentrismo epistemológico. El pensamiento, tanto en las ciencias sociales como en cualquier
orden, está condicionado por cuestiones geopolíticas y económicas, su
universalidad está acotada. En América Latina hay una larga tradición en los
esfuerzos por mirar el mundo “desde nosotros” y no con los ojos del mundo
europeo.
Contrariamente a lo que se estila en
la bibliografía académica, el primer
capítulo del libro "Ensayos sobre lo que nos dejó el siglo XX" aborda el período desde la perspectiva de la periferia del mundo
desarrollado. Muy brevemente, trata de recorrer ese siglo poniendo en primer
plano las voces que se alzan desde la periferia de la economía mundo en su lucha por la autonomía frente a los poderes mundiales, y desde allí priodizar. Desde esa perspectiva, si se mira bien, el siglo XX puede ser pensado como el siglo de Caibán, retomando la figura de Shakespeare en La Tempestad, o simplemente el siglo de la emergencia periférica.
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