
Sedentarismo
y nomadismo se han mitologizado como dos formas de estar en el
mundo: el pastor y el agricultor. Como arquetipos, esta oposición puede uno
advertirla desde el neolítico hasta la actualidad.
Los
pastores si responden a algunas reglas comunitarias, son muy básicas; en tanto
que los segundos, se instalan, construyen, edifican, no sólo casas sino un
sistema social más complejo (el estado y la Ley, las iglesias). Si seguimos el
razonamiento llegaríamos a una expresión que podría decir algo así: “el nómada
inquieta a los poderes, es incontrolable, es la elección libre imposible de
seguir, de fijar, de asignar” (Michel Onfray), de pagar impuestos, de
registrar. Esta oposición arquetípica (sedentario-nómada) está ya en la Biblia:
Caín y Abel. Estos hermanos viven una tragedia, el primero agricultor, el
segundo pastor.
La
historia bíblica acentúa esa oposición porque si el agricultor mata al
pastor, Dios lo “condena”, si, lo condena a ser un errante. Es decir, el ser nómada, el movimiento, el estar “sin raíces”, es el castigo…” El viajero empedernido parece proceder de la raza de Caín”. “La
ausencia de casa, de tierra, de suelo supone, antes bien, un gesto inapropiado,
una pena causada a Dios”. Puede que sea esta razón mitológica, cultivada por
siglos, la razón por la cual judíos, zíngaros, romanís, gitanos, bohemios,
calós y todas las gentes de los caminos saben que se les ha querido
sedentarizar, o inclusive se les ha condenado: “El viajero desagrada al Dios de
los cristianos” pero también a príncipes y reyes…

El
viajero empedernido ciertamente no es un nómada, pero algo tiene de él. Hay un
cierto aire de familia entre ambos. El viajero empedernido siente algo de
eso…va cultivando relaciones y experiencias, sin territorio, aquí y allá, la experiencia y afectividad desterritorializada lo enorgullece. Gusto por el movimiento,
pasión por el cambio, independencia furiosa, pasión por la improvisación, ama una autonomía que siente como sagrada…y claro… un viajero empedernido tiene
entonces cuentas pendientes con las bases del sedentarismo: el trabajo, la
familia y la Patria. El viajero empedernido, quien más quien menos, pertenece a
esa larga genealogía de los nómadas.
Reflexiones en torno al libro de Michel Onfray, "Teoría del viaje". Ed. Taurus. Buenos Aires, 2017.