El historiador marxista Eric Hobsbawn publicó este artículo
sobre el conflicto entre Israel y Gaza en el año 2009.
A 5 años de su publicación y a dos años de la muerte de su
autor, las palabras del británico de origen judío siguen más vigentes que nunca
ante la nueva ofensiva israelí, que ha dejado ya ás de 800 muertos y 5.000
heridos.
“Durante tres semanas la barbarie ha sido mostrada ante un
público universal, que ha observado, juzgado y, con pocas excepciones,
rechazado el uso del terror militar por parte Israel contra un millón y medio
de habitantes bloqueados desde 2006 en la Franja de Gaza. Nunca antes las justificaciones
oficiales de la invasión han quedado tan claramente refutadas como ahora, con
la combinación de cámaras y aritmética; ni el lenguaje de las “objetivos
militares” con las imágenes ensangrentadas de niños y la quema de escuelas.
Trece muertos de un lado, 1.360 de otro: no es difícil establecer dónde está la
víctima. No hay mucho más que decir acerca de la terrible operación de Israel
en Gaza.
Excepto para aquellos de nosotros que somos judíos. En una
larga e insegura historia como pueblo en la diáspora, nuestra reacción natural
a los actos públicos ha incluido inevitablemente la pregunta: “¿Es bueno o malo
para los judíos?” En este caso, la respuesta es inequívoca: “Malo para los
judíos”.
Es claramente malo para los cinco millones y medio de judíos
que viven en Israel y los territorios ocupados desde 1967, cuya seguridad se ve
amenazada por las acciones militares israelíes que sus gobiernos adopten en
Gaza y en Líbano, acciones que demuestran su incapacidad para lograr sus
objetivos declarados y que perpetuan e intensifican el aislamiento de Israel en
un Oriente Medio hostil. Desde el genocidio o la expulsión masiva de palestinos
de lo que queda de su tierra natal no ha habido otro programa práctico que la
destrucción del Estado de Israel, y sólo una coexistencia negociada en igualdad
de condiciones entre los dos grupos puede proporcionar un futuro estable. Cada
nueva aventura militar, como las de Gaza y el Líbano, hará que esa solución más
difícil y fortalecerá al ala derecha israelí y a los colonos de Cisjordania,
que encabezan el rechazo a la solución negociada.
Al igual que la guerra del Líbano en 2006, Gaza ha
oscurecido las perspectivas de futuro para Israel. También ha oscurecido las
perspectivas de los nueve millones de judíos que viven en la diáspora.
Permítanme que no me ande con rodeos: la crítica de Israel no implica
antisemitismo, pero las acciones del gobierno de Israel causan vergüenza entre
los judíos y, sobre todo, dan pie al acutal antisemitismo. Desde 1945, los
judíos, dentro y fuera de Israel, se han beneficiado enormemente de la mala
conciencia de un mundo occidental, que se había negado a la inmigración judía
en la década de 1930, unos años antes de que se permitiera o no se opusiera al
genocidio. ¿Cuánta de esa mala conciencia, que prácticamente eliminó el
antisemitismo en Occidente durante sesenta años y produjo una época dorada para
su diáspora, queda en la izquierda hoy?
La acción de Israel en Gaza no es la de un pueblo que es una
víctima de la historia, ni siquiera es el “pequeño valiente” Israel de la
mitología de 1948-67, con un David derrotando a todos los Goliaths de su
entorno. Israel está perdiendo la buena voluntad tan rápidamente como los
EE.UU. de George W. Bush, y por razones similares: la ceguera nacionalista y la
megalomanía del poder militar. Lo que es bueno para Israel y lo que es bueno
para los judíos como pueblo son cosas que están evidentemente vinculadas, pero
mientras no haya una respuesta a la cuestión de Palestina no son y no pueden
ser idénticas. Y es esencial para judíos que se diga.”
Eric Hobsbwan
Reproducido por El Ciudadano, http://www.elciudadano.cl
Agradecido a Eva Ortiz Mainar por hacérmelo llegar.
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