Por José María Mendes[*]
Para los argentinos
la palabra dictadura significa lo opuesto a democracia y se explica,
históricamente, por la alternancia de gobiernos surgidos de la urnas y golpes
cívico militares durante el pasado siglo. La experiencia de “golpe” más cercana y
traumática se inició en 1976 así, en nuestro lenguaje, Democracia y Dictadura
son términos opuestos.
Sin embargo, con la ayuda de la
historia, se puede presentar otro modo de ver las cosas. En la República antigua
(Ciudad de Roma siglo V al I aC.) la dictadura era una “Institución” de la
República. En casos de peligro (guerra o estados de emergencia) para la urbis,
el Senado de Roma ordenaba a uno de los dos Cónsules la designación de un
Dictador. El Senado tenía la autoridad para determinar cuándo era justificado
el nombramiento y quién debía ocupar el cargo. Se trataba de una Magistratura Extraordinaria dotando a un hombre de poderes absolutos, sin que por ello
quedase derogado el sistema político y jurídico pre-existente. Los romanos de
la etapa republicana no querían volver a la monarquía.
El designado Dictador ejercía su
autoridad por espacio de seis meses como máximo, período en el que quedaban en suspenso todos
los procedimientos ordinarios y las funciones de los magistrados. Nadie podía
criticar ni discutir las órdenes del Dictador. El Senado, que en nada se parecía al nuestro, se conformaba con los representantes de las familias patricias de Roma (entiéndase nobles y ricas) y gobernaba en nombre del Pueblo de Roma. Existían además los Comicios que eran una suerte de participación muy (pero muy) indirecta de los ciudadanos de Roma, sistema que sería muy engorroso explicar aquí. Las instituciones de la República fueron cambiando entre el siglo V aC y el I dC.
Para que quede claro: no hubo Democracia en la
Roma antigua. Hubo República en tanto funcionaba un sistema de instituciones y
magistrados con funciones periódicas, y un sistema de representación. Democracia y República no son entonces, histórica y conceptualmente, términos equivalentes.
La "tradición republicana" admite, permite,
no clausura la posibilidad de una dictadura para afrontar una situación de peligro
o restablecer el orden.
La precedente distinción histórica y conceptual tiene contemporaneidad en la Argentina de hoy, con su república y su senado. Las decenas de DNU que promulgó el
gobierno del PRO (porque el gobierno es PRO), con la aprobación de sus aliados
de CAMBIEMOS, están avaladas por el
SENADO. No es el Senado que se reúne en el edificio del Congreso de la Nación
sino el SENADO “estilo Romano” compuesto por los representantes de las familias
patricias. Las familias patricias son hoy la elite agropecuaria, los poderes
financieros, comerciales y mediáticos cuyos nombres vemos flamear en el
gabinete de ministros y en la nómina de funcionarios (nombres y vinculaciones en el gabinete nacional) . Esta es la concepción de
República que habilita (necesita) una "Magistratura extraordinaria" para
desarmar en poco tiempo el estado de cosas que había asomado en la etapa
Kirchnerista. Para eso trabajaron.
Se pueden enumerar las medidas tomadas por el
macrismo y discutir la legalidad y lo adecuado de los procedimientos de cada
una de ellas. No lo haremos en este escrito. Sí se destaca aquí que la parte
más poderosa de la sociedad ha permitido que el Presidente ejerza Poderes Extraordinarios.
Con el silencio (caben interpretaciones) de una ciudadanía que lo votó por
mayoría (ajustada pero mayoría al fin).
El intento de designar Jueces
de la Corte Suprema por decreto, las presiones para expulsar a la Procuradora
General de la Nación (que es la abogada del estado), la devaluación (que
implica una importante pérdida del poder adquisitivo de los salarios), la
derogación de aranceles a la importación;
la eliminación de las retenciones; la derogación por decreto de la Ley
de comunicación audiovisual, la intervención (y disolución de la AFSCA); la
designación en cargos públicos de gerentes de empresas multinacionales y abogados
que defendieron intereses antinacionales, ocupando puestos clave con funciones
de fiscalización del estado; las negociaciones para la toma de deuda y
capitales de corto plazo, la represión a los trabajadores y la protesta social;
sólo por mencionar a algunas de las medidas tomadas en menos de treinta días,
son atribuciones que los poderes reales, el SENADO (real) no discutirá porque las exige. Sólo de
este modo y a través de una operación de shock, que no tenga fácil retorno,
puede dejar descolocados a los sectores políticos y sociales que sostuvieron la
etapa del Frente para la Victoria.
Durante los 12 años de
gobierno del Frente para la Victoria (no exentos de errores y contradicciones)
no se atropellaron los marcos legales. Nunca se buscó una magistratura extraordinaria, entendida conceptualmente.
Tanto el modo como el
contenido de las medidas que hoy se toman son con la anuencia de importantes
sectores de la Alianza CAMBIEMOS y que seguramente serían discutidas en otro
contexto político. No es menor destacar que esto cuenta con la conformidad del
Poder Judicial casi en bloque y con el silencio de algunos sectores políticos
que no apoyaron (abiertamente) a ninguno de los competidores en el ballotage.
El otorgamiento de poderes
extraordinarios al Presidente de la República, el permiso para cargarse leyes,
la autorización para gobernar sin parlamento están, en cierto modo facilitadas
por la época del año (el receso del Parlamento, la diáspora de enero) y por la
desarticulación del Sistema Nacional de Medios Públicos.
El impacto de las medidas que toma el gobierno por
DNU (o de cualquier otro modo) tardará unos meses en doler. La anestesia leve facilita
que se dirija la mirada de la ciudadanía hacia fuera de la cancha. La
ciudadanía está mirando a la tribuna de los locales, exhibida en la amplia
mayoría de los medios de comunicación con un blindaje mediático tan cerrado como el que abría requerido la Magistratura Extraordinaria de la Antigua Roma.
Macri ganó las elecciones legitimadas por un
sistema constitucional que otorga al Presidente un importante poder de
decisión, pero traduce esto en una especial forma de entender la REPÚBLICA,
sostenida en una concepción aristocrática y oligárquica. Esto, más la alianza
de los sectores privilegiados que quieren recuperar o mantener su hegemonía, le
otorga la suma del poder público. No sabemos por cuánto tiempo ni con qué
resultados.
La Magistratura Extraordinaria que habita Macri
desde el 10 de diciembre, necesitará - en términos de Gramsci- de un consenso
igual o mayor al que hoy lo sostiene (porque lo sostiene un consenso). El país
no ha estallado y no parece que vaya a hacerlo prontamente. Es crucial para el
Presidente no perder los apoyos que tiene, que son muchos y poderosos. ¿cómo lo
logrará cuando se comiencen a percibir los resultados de las medidas que está
tomando?
A favor tiene el agradecimiento y excitación de la
derecha política y de los poderes fácticos que se mencionaron más arriba: es
mucho y queda por sumar. Para retenerlos debe ser firme en el camino que ha tomado: demoler lo K que exista, lo Nacional y Popular que quede, y al peronismo sospechoso de
serlo.Quizá le convenga, en algún momento, sostener la vitalidad de alguno de estos sectores para agitar el peligro de su retorno. Y para retener el apoyo, y sumar poder debe “distribuir” la riqueza en el
sentido exactamente opuesto al del Kichnerismo, o sea, concentrarla en favor del SENADO.
Más tarde o más temprano esos serán
los términos del conflicto principal.
Tres son las principales herramientas que tiene el
Presidente para realizar su cometido:
Una: sostener la hegemonía en los medios de
comunicación, necesaria para producir consenso. En pocas palabras significa
producir un efecto tal que, los perjudicados por estas políticas, crean que es “lo
mejor que les puede pasar” y que piensen que las medidas tomadas no son para
alarmarse o, al menos, que son inevitables o, simplemente, que la sociedad sepa más de la vida de vedettes que de economía o política. En ese sentido se están moviendo los medios concentrados y algunos
periodistas que en ellos buscan refugio.
Dos: la toma de deuda, un aporte de liquidez que
puede amortiguar por un tiempo los efectos de las medidas económicas. Efecto ilusorio por cierto, ya que toda deuda implica un vaciamiento de las arcas
a mediano o largo plazo.
Tres: la represión a la protesta social,
herramienta que no ha dudado en echar mano toda vez que los consideró (y fueron
varias hasta el día de hoy).
Haber comenzado el gobierno con una Magistratura extraordinaria
conlleva un problema: es difícil ir por más poder. No es imposible, pero es
difícil.
Al mismo tiempo, al avanzar en esta dirección,
puede aglutinar un movimiento contrahegemónico que se proponga justo lo
contrario, y decida enfrentar al SENADO, es decir, no seguir perdiendo derechos, resistir la represión y sacar
del gobierno a los enemigos del pueblo.
En la construcción de esta contrahegemonía
pareciera que la clave es repensar el Proyecto Nacional y Popular, sus
articulaciones, su estrategia, su tácticas. Darse un baño de humildad para
establecer nuevos acuerdos de heterogeneidades y reconstituir un espacio donde -como siempre- hay nacionales y populares de toda laya y color. Romper el cerco mediático,
ocupar la calle, apoyarse en el amplio y diverso abanico de espacios que se
forjaron de la década pasada. Porque esto no viene fácil y será largo.
Hasta hoy el sentido común le va ganado al buen
sentido (y por más de un dos por ciento). No obstante, la sociedad Argentina ha demostrado que no hay partido cuyo resultado no se de vuelta. No faltan organizaciones sociales y políticas que estén pensando en nuevas formas
de articulación. La larga tradición y experiencia de luchas populares está a prueba y los motivos sobran. El pueblo, con sus tiempos, marcha sin apuro y, como supo decir un grande de las letras rioplatenses, si pudo engendrar en su seno las montoneras de otrora, cuando llegue la hora mañana también podrá, clavar a su voluntad mil estrellas en la aurora.
[*] Magister en Teoría y Metodología de las Ciencias Sociales. Profesor
de Historia en la Universidad Nacional de Río Negro y el Instituto de Formación
Docente de El Bolsón. Miembro de Carta Abierta de la Comarca Andina del
Paralelo 42º.
Muy buen artículo... Sumaría a ello que, hoy, debemos comenzar a pensar seriamente cómo cambiarle es semblante a esta democracia que practicamos... cómo llevarla de la representatividad a la participación efectiva... Siento que ese es el gran desafío...
ResponderEliminarInteresante el análisis y tengo presente en ello, supongo que el autor también, la investigación y teorías expuestas por Naomi Klein en su "La Doctrina del Shock - El AUGE DEL CAPITALISMO DEL DESASTRE", las referencias en el a las propuestas y concreciones -Chile de Pinochet, Inglaterra de Margaret Thatcher- de Milton Friedman.
ResponderEliminarAquella “Trilateral” , en la cuál a países como el nuestro se les pretendió asignar, el rol exclusivo, de proveedor de materias primas -primarización de la economía- Creo que ésta "Trilateral", con otros formatos, otros personajes, aún subsiste y está detrás de todo esto, por supuesto, con las asociatividades criollas -Círculo Rojo incluido-, y que su ideal de país debiera ser, más que una República con democracia o un Estado Moderno con aspiración al desarrollo, como ya lo han concretado Canadá, Australia, por mencionar dos países que en algún momento estuvieron a la par de la Argentina, en diversos indicadores y potenciales, y que hoy, están muy distantes hacia arriba: La pretensión, nunca abandonada, de la recreación de un “Estado Feudal”, con los Sres. Feudales por un lado, sus tierras, aquellos "Siervos de la Gleba", por supuesto, hoy, el trabajo de aquellos está tercerizado, en el medio, una estructura burocrática asociada, afín a sus intereses.
Es muy apropiado en este análisis, la recreación, para su explicación, de la "metáfora del iceberg", cuando solo observamos y actúanos en lo operativo, en función a lo que está en la superficie y no considerar lo que está abajo, un sostén, de Gran Dimensión, que se anida en la profundidad, no está visible y que análisis como el presente, colaboran a vislumbrarlo. No obstante, no creo en fatalidades, si creo, que las personas y más los grupos, tienen la capacidad de crear y recrear sus propios escenarios, en sus distintas dimensiones, cuando se lo proponen, previa proyección y en esto, bien se puede recordar la Rev. Francesa, rebelión de la que surgió nuestro Estado Moderno. Por otro lado, la democracia, justamente no tiene origen en Roma, si en Grecia, a la cual numerosos sectores de la clase alta romana, envidiaban, otros mandaban a sus hijos a formarse ahí, para de algún modo salir de la brutalidad de las constantes guerras y ambiciones de poder y a todo lo que dio lugar, NERONES, incluidos.
Manuel F. Beroisa - Lic. en Admin. Pública (UNCo) 14.01.2016. 8.30 hs.
(1) El autor Idalberto Chiavenato, utiliza la metáfora del “iceberg”, para explicar los componentes visibles y los invisibles en una cultura organizacional. Chiavenato, Idalberto “Administración de RH”. Edit. Mc. Graw Hill. México 2007. Octava Edic. Pág. 85.