domingo, 7 de agosto de 2011

Un toque de canela

Me han dicho que a Estambul la llaman “la ciudad”, porque es la más bonita del mundo. Puede ser. Y dicen también que la gastronomía de esa parte del planeta es la mejor. No la conozco como para decir que supera a la mexicana. De todos modos, esa cocina debió haber sido hecha por un tipo de personas que parece que se hayan dejado la comida sin terminar, en alguna parte.
Es que aquellas gentes, como nuestros hermanos mesoamericanos, llevan íntimamente ligado el saborear con el deseo y, como puede uno imaginarse, no falta quien hable de pecado apenas despunta el deseo.
Esta maravillosa película turco-griega habla de estas cuestiones. De la fuerza de la vida, del deseo, del amor en sus distintas formas, de los nacionalismos genocidas y todo, todo, metaforizado con las especias: La sal, es lo mas importante de las comidas, aunque no se ve; la canela son la parte femenina del sistema, dulce y amarga… En fin, el abuelo del protagonista es el gran personaje que está por detrás de todo el drama. Le dice a su clienta, en la tienda de especias: “Se piensas decirle que si, pónle canela a las albondigas”. La historia es muy fuerte en las partidas que ocurren mientras transitamos nuestra vida, y que nos desgarran. ¿Será por eso que la palabra griega epistrofí, regresar, contiene la palabra estrofí, vuelta, que a su vez contiene la palabra trofí, comida? Quizá son cosas que se le ocurre a este viejo vendedor de especias, como cuando le dice a su nieto que oneiremobai, soñar, contiene eructar, remobai. Quizá sean cosas de ese conmovedor anciano, quizá no. Un toque de canela, de Tassos Boulmetis, 2005, es indudablemente una película para ver.
En la argentina suele encontrarse también como “La sal de la vida”.
Que la disfruten
Si quieren ver un adelanto de la peli, pueden hacerlo en you tube, haciendo click aquí

Salú !!

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