viernes, 11 de marzo de 2011

Último sol en "la pala"

Estaba con un querido amigo tomando tereré a orillas del río Limay, a pocas cuadras del centro de la ciudad de Neuquén (en "Pampa al fondo", para quienes conocen). La conversación fue interrunpida por la ceremonia del atardecer que nos invitó al silencio. Después pensé: "Qué lugar en el que vivimos... del semáforo y las bocinas al sol escondiéndose detrás de los álamos hay sólo cinco minutos. Es como si tuvieramos distintos países en pocos metros". Entonces me vino a la memoria el Ultimo sol en Villa Luro, de Borges:

Atardecer en "La Pala" (Pampa al fondo)
Tarde como de Juicio Final.
La calle es una herida abierta en el cielo
Ya no se si fue un ángel o un ocaso la claridad que ardió en la hondura.

Insistente, como una pesadilla, carga sobre mi, la distancia.
Al Horizonte, un alambrado le duele.
El mundo está como inservible y tirado.
En el cielo es de día, pero la noche es traicionera en las zanjas.
Toda la luz en las tapias azules y en ese alborozo de chicas.
Ya no se si es un arbol o es un dios, ese que asoma por la verja herrumbrada.
Cuántos países a la vez: el campo, el cielo, las afueras.
Hoy he sido rico de calles y de ocaso filoso y de la tarde hecha estupor.
Lejos, me devolveré a mi pobreza.

J.L. Borges

2 comentarios:

  1. ¡Que riqueza tener de vuelta al viejo ciego! ¡Cuánta luz! ALBERTO FERNÁNDEZ.

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  2. qué bello atardecer...y mi amado borges por supuesto...Un beso La negra Suyai

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