sábado, 12 de marzo de 2011

La negación de la realidad

Hay un chiste popular en Argentina donde el protagonista suele ser un vasco (si mal no recuerdo). Porque el chiste pretende ridiculizar cierta "terquedad" asignada a esa identidad nacional.
El sujeto estaba comiendo un pedazo de jabón blanco y se da el siguiente diálogo con un amigo:
- Que rico que está el queso !!!
- Que queso?!! eso es jabón !!!
Y comienza entonces toda una discusión sobre lo que estaba siendo comido, en definitiva, como ya recordará el lector, el vasco con el jabón en la mano le dice. "Como tu quieras, pero tiene gusto a queso", y siguió devorando el queso que tenía una etiqueta que decía "Jabón Federal". 
Se que en España cuentan cosas parecidas de los polacos y que los cuentos sobre argentinos desnudan una cruda realidad de nuestra identidad.
En fin, ¿a qué viene el chiste?
Está claro que negar la realidad, para cualquier sujeto, es un problema. Pero cuando esta forma de entenderse con el mundo se transforma en colectiva, las sociedades entran en el camino de la tragedia.
Daniel Muchnik publicó en el 2009 un excelente texto en el que analiza  cuatro casos de negación colectiva de la realidad:
1- Los judíos fascistas italianos;
2- La invasión a Rusia;
3- La guerrilla, el foquismo y su planteo revolucionario
4- La convertibilidad argentina.

El texto es ciertamente incómodo por lo que nos toca, pero hay un tema de fondo: ¿que es lo que hace que grupos o sociedades enteras insistan en determinados caminos desoyendo advertencias? ¿acaso las ilusiones son tan grandes como para no ver la realidad o negar los datos que dan la alerta? Bueno, claro, se trata en general de ilusiones construídas (que toman la forma de proyectos políticos) y que en general tienen una corte de aduladores, repetidores y propagandizadores. Lo insólito es lo que pasa cuando la verdad, eso que no se quiso ver, se expresa normalmente con el rostro del fracaso y la tragedia: Casi siempre los responsables son otros. La pregunta sobre la responsabilidad colectiva suele eludirse a la vez que se busca a quien demonizar para no mirar la cuota de responsabilidad ciudadana.

El libro profundiza, con nuevos datos y brillantes síntesis, en los cuatro casos mencionados. Intenta sacar algunas conclusiones para entender cómo se generaron y sostuvieron esas ilusiones que llevaron a la tragedia, desoyendo los datos de la realidad. No obstante queda flotando un tema nada fácil, que el autor no aborda porque quizá atañe a la filosofía o a la educación. ¿Cómo prevenir estas situaciones?
Advierto que el camino está en lo que los teóricos llaman "autonomía del sujeto", esto implica un ejercicio permanente del pensamiento crítico y la actitud no condescendiente con el poder, nos guste quien lo tenga o no. Bueno, no vamos a meternos ahora en esos "rollos" que el mismo autor apenas advierte. Se trata de un libro escritro con pasión sobre las ilusiones colectivas de la política. Los casos estudiados son muy ineteresantes y sugerentes para pensar la historia argentina y nuestro presente. Cinco estrellas para el libro de Muchnik.
Salú !!!

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