lunes, 20 de diciembre de 2010

Elogio del viento

Roberto Yacomuzzi, en La Pampa, siente que el viento se le arrima y le dice cosas, ahí están sus Confesiones del viento. En Neuquén conozco a algunos que se pierden entre los álamos para robarle melodías a las tormentas. A mi el viento me seca, me penetra hasta el ahogo, parece que me llena de arena el alma.
Armando Tejada Gómez parece que también se cruzó con esos azotes del aire, pero lejos del vacío, la sequedad o las confesiones, el viento le arrimaba aromas de América, de pueblos escondidos y, mas aún, parecía insuflarle vitalidad. El viento -dice Armando- va de Norte y vuelve Río, va de Río y vuelve Oeste, poleniza la rosa de los vientos y es el verdugo de la muerte
Quizá fue el viento quien llevó esta poesía a las manos del Cuchi Leguizamón para que le pusiera, con su magia salteña, unas negras y corcheas. Sí, quizá debamos agradecerle a algún ventarrón perdido este "Elogio del viento".
El Dúo Salteño, uno de los grandes dúos del folklore argentino, nos regaló una vez esta versión. Aquí está para que la disfruten, una forma también de homenajear a Chacho Echenique y a Patricio Jiménez, el dúo que se formara en 1967 bajo la dirección del Cuchi.


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