miércoles, 29 de diciembre de 2010

Un largo y doloroso camino

Se trata de una hermosa e inusual película de Zhang Yimou. El cinéfilo se podrá acordar de Sorgo Rojo, la gran película con la que debutó Yimou en 1987, una fuertísima narración sobre la invasión japonesa a China. Fue un comienzo muy alto, prometedor, y su carrera siguió como se esperaba. En un momento se sintió muy convocado por temáticas femeninas como en Ju Dou o en Esposas y concubinas, y se fue convirtiendo muy rápidamente en uno de los exponentes mas importantes del cine chino.
Pero en Un largo y doloroso camino, el autor se sumerge en una intimidad inesperada para quienes conocen su trayectoria. Yimou penetra en temáticas muy masculinas como la relación padre – hijo o las dificultades para expresar los sentimientos. La película tiene esa ceremonialidad oriental tan particular que a muchos les puede resultar somnolienta, pero que a muchos atrapa y sensibiliza profundamente. Yimou nos lleva sin escalas a las dificultades en comunicar las emociones, los afectos y a la forma en que nos entendemos con nuestros hijos.
El personaje central quiere obsequiar algo a su hijo que está en el hospital. Viaja entonces desde Japón a China para filmar una ópera de máscaras, tradicional en ese país, ese será su regalo. Cuando está por filmar sucede un algo extraño. El cantante de ópera no puede entonar, no puede siquiera hablar porque llora con profundo dolor. El protagonista lo mira, sin poder reflejar en su rostro sentimiento alguno, pero piensa...: Lo envidio… sin importarle lo que piensan los demás, puede llorar y decir lo que siente, en público. Es un hombre afortunado. Si yo tuviera tanto valor como él, la relación con mi hijo sería distinta.
Su hijo, que está agonizando en el hospital, le escribe una carta en la que dice que siempre le apasionaron las opéras de máscaras. Descubrí que soy el actor tras la máscara. He tratado de engañarme a mi mismo y a los demás. Mis sentimientos verdaderos me han eludido, hasta ahora. Nunca me permití reconocerlos. Padre... la ópera no es lo importante. Ahora veo que las personas que se quieren, no deberían ocultarse sus verdaderos sentimientos.
Lo que piensa el padre, lo que escribe el hijo, la forma en que los ven los otros hombres, hace referencia a cuánto nos ocultamos bajo diferentes ropajes, cuánto nos protegemos de exponer nuestros sentimientos. Cuando nos ocultamos bajo distintos y tan variados ropajes, luego, para encontrarnos, debemos iniciar ese largo y doloroso camino hacia nosotros mismos. Ese el el camino del protagonista central de esta bella película. Por otro lado, no es casual que todos los personajes del film, excepto la traductora, sean hombres. El director está señalando ese gran desafío para el género masculino, el de la búsqueda de la propia sensibilidad. El amor, el encono, el perdón, la compasión, en fin, las múltiples formas de lo que sentimos son temas que se desatan a partir de éste núcleo. Una maravilla de película, para disfrutar, si se puede, con nuestros hijos.

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